jueves, 14 de junio de 2012

Civilizados...

¿Qué entendemos por grado de civilización de una sociedad?, ¿Podría ser "la capacidad que tiene dicha sociedad de proteger a sus individuos", especialmente a aquellos más vulnerables, o es una argumentación basada en el grado de desarrollo tecnológico que tiene dicha sociedad?.
Ateniéndonos al primero de los supuestos podemos decir entonces que nuestras sobrevaloradas sociedades occidentales se encaminan, pues, a una descivilización casi absoluta, pues tienden a proteger a sus individuos más poderosos y no a aquellos que presentan algún tipo de debilidad manifiesta, ya sea física, psíquica, económica, laboral...o un compendio de todas ellas. Evolucionamos hacia un primitivo sistema de castas en el que unos pocos tienen acceso a la magnificencia de un dios al que se accede a través del dinero; un dios que se manifiesta a través de unos servicios que debieran ser públicos (véase educación, véase sanidad, véase tiempo libre...) pero que, poco a poco, van siendo restringidos para la mayoría. Vivimos la era del naufragio social y tenemos los huevos de llamar a nuestras sociedades occidentales "civilizadas", y degradar a otros pueblos y culturas a la categoría de "incivilizados", como por ejemplo la indonesia en la que me encuentro; vivimos la era del naufragio de ese titanic de mentiras que construimos creyendo que todos podríamos ser iguales cuando la realidad, al menos en occidente o a través de la mentalidad judeocristiana occidental, es que el paraíso está reservado para unos pocos elegidos, los que mueven los hilos.
Desde Padangbai, en donde no poseen mucho pero son realmente felices, abrazos para todos.


lunes, 4 de junio de 2012

Joe Contra El Volcán, un domingo en Padangbai.

...así se llamaba una extraña película de Tom Hanks, ochentera y sombría, vagos recuerdos que invaden mi mente. Película de cine club domingo noche.
A lo que iba que desvarío, algunas mañanas, camino de una de las zonas de buceo "blue lagoon", la cabeza me lleva hasta Joe y su volcán, y aquel sacrifico a cambio de una vida de ensueño. El volcán casi siempre está ahí, con o sin bruma, sobre o bajo las nubes, durmiente, esperando; y yo con cara de tonto y aún sin llegar a comprender cómo he terminado en un lugar llamado Padangbai, en uno de los culos de este mundo con mil caras,a cada cual más sorprendente.
Salí de Palencia con intención de no parar, de recorrer, de no buscar  pero con ganas de encontrar, que ya lo decían los chinos (y esa gente de otra cosa no, pero de dichos, noddles y bazares saben un rato) "cuando dejes de buscar encontrarás". Llegué una tarde de jueves, demasiado tarde para embarcar en el ferry camino de Lombok, pero demasiado pronto como para ir a dormir,y un paseo me encarceló hasta finales de agosto, cuando retomaré el camino, en una alocada carrera subacuática de tres inmersiones al día, yo, hombre de páramo, acostumbrado a borricos y encinas,a lechazos y lechones,a parrilladas en el monte y torreznos en el guarro;y me gusta, aunque con ese punto de palentino libre (véase camiseta niquis del páramo) que añora cada domingo su doble de torrezno y su moruno.